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Así que compré el campo de Anatot a mi primo. El dinero que pesé ascendía a diecisiete siclos de plata. 10 Firmé el contrato y lo sellé en presencia de los testigos, y pesé la plata en la balanza. 11 Después tomé el contrato de compra, ya sellado, con el acuerdo y las condiciones, y una copia abierta.

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